Densidad digital: Decodificando la transformación digital en las empresas.

Densidad digital: Decodificando la transformación digital en las empresas.

 

Por Jeimy Cano, Ph.D, CFE. Director Revista SISTEMAS at Asociación Colombiana de Ingenieros de Sistemas - ACIS.

Se habla hoy mucho de transformación digital, de la manera como la tecnología y los negocios convergen para cambiar la experiencia de los clientes. Un momento de reflexión para muchos, de acción para otros y para otro tanto, una renovación natural de la función de tecnología de información y comunicación.

Para tratar de entender mejor esta “aparente” novedad, es preciso comprender el concepto de “densidad digital” acuñado por los académicos Káganer, Zamora y Sieber (2013) del IESE, como “el número total de personas, cosas y procesos con conexión persistente a internet en una unidad de actividad social, como una organización, mercado, país o planeta. (…)”.

Esta definición nos habla de dos componentes fundamentales: conexiones y datos. Las conexiones habilitan el flujo de información sobre el objeto, persona u organización que se modifica digitalmente, sin importar su ubicación física con el fin de crear y desarrollar interacciones que sean de interés, configurando “una abstracción de la propia entidad física, que se puede observar y controlar de forma remota” (Zamora, 2017, p.24).

Por otro lado los datos, como la representación de las características del objeto, persona u organización, que surgen de la interacción de estos elementos con su entorno y otros similares, los cuales son recibidos a través de sensores o mecanismos de captura de señales, para luego transmitirlos a diferentes dispositivos digitales, para su procesamiento y tratamiento respectivo.

En este contexto, el incremento de la densidad digital difumina de forma acelerada la fronteras entre el mundo físico y el digital, habilitando un espacio de realidad mixta donde los procesos, las formas de hacer las cosas, las posibilidades y probabilidades cambian su esencia, para crear y capturar valor y explotar nuevas oportunidades para cambiar el status quo del objeto, empresa o persona, en otras palabras, habilitar una transformación digital.

Esta nueva realidad, motiva efectos claves en aquellos elementos digitalmente modificados, que cambian la dinámica de las relaciones sociales, empoderando ampliamente al cliente, dándole la posibilidad de tomar el control de sus decisiones y establecer el escenario donde sus expectativas se pueden alcanzar. Estos efectos relevantes son la desintermediación, la descentralización y la desinstalación.

La desintermediación, como fenómeno que aumenta la capacidad de las personas para concretar negocios de forma individual, habilitando una relación entre pares, entre iguales en la red, donde la plataforma tecnológica, se advierte como un recurso que habilita la relación y concreta el espacio de realidad mixto que permite la interacción y el flujo de información necesario y suficiente para materializar la transacción.

La descentralización, como concepto que debilita la presencia de una autoridad central, permitiendo relaciones de confianza entre iguales, motivando un permanente cambio de expectativas y empoderando a las personas para crear redes de contactos y habilitar comunidades con intereses cercanos. La descentralización potencia la creación de redes de significados compartidos entre los participantes para desarrollar plataformas y ecosistemas que funden maneras alternas de monetizar el valor por los productos y servicios digitalmente modificados.

La desinstalación, es la condición particular de las personas, organizaciones y cosas de poder actuar e influir fuera de su contexto natural y de origen. Es la posibilidad de poder cambiar cosas propias del entorno, crear tendencias y motivar el desarrollo de ideas, gracias al aumento de la densidad digital disponible en su realidad tecnológicamente modificada.

Así las cosas, cuando se emprende un proyecto de transformación digital, el objetivo no es la incorporación de tecnología de información, la implementación de un sistema de información en área o menos la automatización de tareas operativas de la empresas, es aprovecharse de la densidad digital disponible (o aumentarla si es posible), para capitalizar las necesidades de los clientes, generar propuestas novedosas y capturar oportunidades inéditas para hacer que las cosas pasen.

Frente a este reto digital basado en un aumento de interacciones entre diferentes participantes, que exigen agilidad, flexibilidad y confiabilidad, es necesario comprender los retos y desafíos que un proceso como estos demanda en las organizaciones, tanto a nivel de cultura y control, como a nivel de tratamiento de datos y creación de nuevos modelos de negocio.

A nivel de cultura y control, se demanda una nueva cultura de gestión de riesgos inteligente. Esto es, motivar la toma de riesgos calculados y retadores, que permitan crear entornos de aprendizaje y desaprendizaje, para crear prototipos y simulaciones que atiendan los cuestionamientos de la incertidumbre propia del entorno. En este sentido, los riesgos dejan de cargar el peso emocional de una connotación negativa, para crear una postura de aprendizaje basado en la exploración de nuevos linderos donde lo inesperado aguarda.

Sobre el tratamiento de datos, los temas de seguridad y privacidad, se convierten en elementos fundamentales que se reinventan en una realidad mixta. La seguridad de la información es un habilitador de la propuesta de valor para los clientes, con el fin de concretar la confiabilidad del producto y generar la confianza imperfecta acordada, que permite usar el producto y/o servicios digitalmente modificado en condiciones conocidas y acordadas.

De igual forma la privacidad, como elemento clave que cuida la realidad natural de los datos que identifican y definen a las personas, es otra condición base para que se configure una ética de los datos, donde tanto personas como empresas, puedan establecer los acuerdos de uso y explotación de los datos personales, donde ambas partes puedan beneficiarse de dicha interacción y procesamiento comercial de los mismos.

Finalmente y no menos importante la creación de nuevos modelos de negocio, modelos que utilizando la capa de datos y sus analítica, desarrollan elementos programables que impulsen propuestas de valor basadas en la interacción del front-end con el back-end de las plataformas disponibles (Zamora, 2017), para lo cual los procesos deben estar optimizados y afinados frente a las expectativas cambiantes de los clientes.

Así las cosas, los nuevos líderes digitales deben actualizar su paradigma de automatización y reducción de costos en los procesos por la incorporación de tecnología de información, para crear puentes entre las actuales arquitecturas de tecnología de información y comunicaciones, los sistemas “legados” o antiguos (Paledeau, Herzog y Acker, 2017), y así, crear una cultura digital que motive cambios en la realidad social de la empresa.

Lo anterior, demanda un ejercicio de responsabilidad digital empresarial, donde se habilitan plataformas para desinstalar a la organización de la “incorporación tecnológica” y orientarla hacia construcción de experiencias distintas basadas en conectividad y datos sobre un entorno digitalmente modificado, donde se maximice la eficiencia, se optimicen los activos y se transformen productos y/o servicios que amplíen la propuesta de valor para los grupos de interés (Zamora, 2017).

Cuando una organización entiende y se nutre de la densidad digital vigente en su entorno, entonces es capaz de movilizar transformaciones digitales al interior de su tejido socio-económico. Esto es, habilitar el uso de al menos cuatro perfiles de liderazgo digital como son: (Viaene, S. (2017)

- el líder vigilante: Conecta ideas y desarrolla oportunidades. Decodifica el entorno VICA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) para ver oportunidades inexistentes.
- el líder viajero, Conecta personas y desarrolla oportunidades. Entiende la dinámica social y las expectativas de los grupos de interés. Decodifica el tejido social y digital de su entorno.
- el líder visionario, Conecta ideas y desarrolla capacidades. Traduce la visión y las oportunidades detectadas en capacidades claves de la organización.
- el líder establecido, conecta personas y desarrolla capacidades. Entiende la organización como un todo, entiende las relaciones entre los diferentes actores, para habilitar capacidades flexibles y productivas en la empresa.

Finalmente, la transformación digital no es una experiencia más en la dinámica de la función de tecnología de información en la empresa, sino una reinterpretación de la esencia misma de los retos que supone comprender y superar la historia de la incorporación tecnológica del siglo XIX y asumir la densidad digital como el nuevo referente práctico y teórico de este nuevo milenio. Esto es, construir nuevas distinciones que cambien la realidad de las relaciones sociales y abran oportunidades para ver el mundo de una forma distinta, ya no desde lo mecánico, sino desde lo sistémico.

Referencias

Káganer, E., Zamora, J. y Sieber, S. (2013) Cinco habilidades del líder digital. IESE Insight. No.18. Tercer trimestre.

Peladeau, P., Herzog, M. y Acker, O. (2017) The new class of digital leaders. Strategy+Business. Recuperado de: https://www.strategy-business.com/article/The-New-Class-of-Digital-Leaders

Viaene, S. (2017) What digital leaders does. European Business Review. Recuperado de: http://www.europeanbusinessreview.com/what-digital-leadership-does/

Zamora, J. (2017) ¿Es posible programar modelos de negocio? IESE Insight. No. 33. Segundo Trimestre. 23-30