El 18 de Febrero el Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires cumplió 126 años de vida.


A partir de la fundación de la ciudad de La Plata como capital bonaerense en noviembre de 1882, la instalación de los primeros escribanos en 1884, y con el posterior impulso del Esc. Arturo Mom, fundador y primer Presidente, el 18 de febrero de 1889, el Colegio comenzó a sentar las bases de los valores que servirían de hilo conductor para atravesar los diferentes perfiles particulares que sobrevinieran en cada momento histórico.


El más remoto antecedente del Colegio de Escribanos data del año 1788, cuando un pequeño grupo de colegas crea, en la Ciudad de Buenos Aires, entonces Capital del Virreynato del Río de La Plata, la Hermandad de San Ginés de Arlés y su Arca Depositaria, con el principal objeto de "lograr la mayor respetabilidad del gremio" y procurar fondos para escribanos que tuvieran dificultades económicas, sobre todo al dejar de ejercer. Allí se encontraría el origen del sistema previsional notarial. 

El 19 de noviembre de 1882 se funda la Ciudad de La Plata como capital provincial y en 1884 se instalan los primeros escribanos. Siete años después se crea como asociación civil el Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires, gracias al impulso brindado, entre otros notarios, por el Esc. Arturo Mom, fundador y primer Presidente. 

El 18 de febrero de 1889, el Colegio comenzó a sentar las bases de los valores que servirían de hilo conductor para atravesar los diferentes perfiles particulares que sobrevinieran en cada momento histórico.

Con la sanción en 1943 de la ley 5015 (la primera ley orgánica notarial argentina), la entidad obtiene personería jurídica. La norma también permitió crear la Caja de Previsión Social para Escribanos y el primer y único fuero notarial compuesto por el Juzgado y Tribunal Notarial.

Esa norma rige por 20 años, hasta que en 1960 entra en vigencia, la ley 6191. Sus aspectos más destacados fueron el reconocimiento para el Colegio de la condición de persona jurídica de derecho público, la dirección y representación exclusiva del notariado, el reconocimiento de entidad intermedia como coadyuvante del Estado, la regulación del régimen de adscripción, la creación de un Instituto de Altos Estudios (hoy Universidad Notarial Argentina), la organización del Registro de Actos de última voluntad y del sistema de Delegaciones.

Quince años más tarde, se renueva otra vez la Ley Orgánica, que fuera promulgada el 19 de diciembre de 1975 (Ley Nº 8585) y se publicara el 5 de enero de 1976. Pero el golpe militar del 24 de marzo, primeramente suspendió la entrada en vigencia del nuevo proyecto y luego, lo derogó .

Este hecho es el antecedente inmediato e inspirador de la legislación que hoy rige a nuestro Notariado que es la  actual Ley Orgánica del Notariado Bonaerense (Dec. Ley N° 9020/78), ya que fija pautas más racionales para la creación de Registros Notariales, establece el acceso a la titularidad mediante el régimen de Concursos, incorpora la figura del suplente, reduce las facultades del Tribunal Notarial, entre otras disposiciones. También organiza el Registro de Testamentos y propone la intervención de un notario bonaerense para la inscripción de escrituras de otra jurisdicción. Finalmente, dedica especial atención a la escrituración de los planes de vivienda social.

Precisamente, estos dos últimos aspectos motivaron que intereses ligados al gobierno dictatorial, frustraran este instrumento legal. No obstante, gran parte de su preceptiva luce vigente hoy en la actual Ley Orgánica del Notariado Bonaerense.