Una Profesión de Servicio entre el Ciudadano y el Estado.
- 29/06/2005
- Internacional
Traducción de la Revista Italiana Attivitá Consiglio Nacionales del Notariato Anno XV Nº1 Gennaio.
El notario visto por el Presidente del Consejo Superior de la Sanidad Italiana
No entiendo porqué Italia siempre quiere estar contraria a la norma. Esa certeza del derecho que tenemos en nuestro País se debe a los Notarios y seríamos miopes si desconociéramos el rol del Notario en la sociedad italiana.
En las profesiones liberales estoy cada vez más convencido que los especialistas son necesarios. En medicina la especialización y la actualización del médico son una emergencia, una necesidad absoluta. Por años, de hecho, me planteé la necesidad de afrontar institucionalmente este aspecto fundamental de nuestra profesión.
La formación continua del médico, la capacitación a distancia son el fruto de una intensa acción directa a elevar el nivel de cultura y preparación de los médicos.
En la diversidad de las profesiones el problema se presenta manifiesto de diferentes maneras. Los médicos tienen la responsabilidad de la vida de la gente.
Las demás profesiones, en cambio, los componentes de fondo de la vida misma. A los notarios, por ejemplo, les es confiada la competencia de ser los custodios de la vida patrimonial de cada uno de nosotros. Se trata de valores importantes, de principios importantes, porque invisten el nacimiento, los destinos del patrimonio y además los aspectos existencialistas; en una palabra de un estado jurídico, social y económico.
El Notario, de los primeros años del siglo XX y de los recuerdos de mi infancia, era un escribiente, un certificador. Hoy se diría que es un testimonio de aquella época lejana.
De la mitad del siglo XX al momento actual, el Notario se ha afianzado en la profesión legal, ha tenido un crecimiento prestigioso, colocándose como protagonista a la altura de magistrados y de abogados en el mundo de la ciencia jurídica.
Yo sostengo que nosotros, los italianos, que somos depositarios de la cultura latina, somos privilegiados respecto de aquellos países que no tienen “al garante”, que no tienen una figura pública oficial que tutela de sus intereses y derechos.
En cuanto a la polémica sobre la abolición de las profesiones liberales que se está vislumbrando también a nivel europeo, debo decir súbitamente que no estoy de acuerdo.
Se necesita, a mi manera de ver, una actualización de los códigos de comportamiento y una atenta vigilancia a la deontología y el deber ser profesional.
Sin olvidar que las leyes no tienen una una función sindical, que dependen a veces a otras organizaciones, aunque sean jurídicamente reconocidas.
El Notario es por lo tanto una tradición, pero también es un patrimonio que hay que salvaguardar. Tener a nuestra disposición quién logra resguardar nuestros derechos y cubrir nuestras expectativas, frente a un Estado a veces lejano y distante, no es poco.
Por lo tanto no se trata de una clase de élite, o corporativista, pero diría que es una profesión de servicio, ya sea para el ciudadano, como para todas las instituciones.